viernes, 25 de noviembre de 2011

Por fin solos

Después de alimentar el crecimiento de la ausencia
y separar la piel de tus esquejes,
los vástagos
se han hecho rama.

No será tu cuerpo el tronco que sostiene.
Acallado por el golpe azul,
por el insulto que lo encoge,
no será tu amor quien amanse el tiempo.
No será,
en el ocaso,
remanente.

Él,
compañero ante los años,
deambula su tiempo
vacío,
sin objeto.

Tú,
equilibrista de lo mínimo,
balanceas brazos desprendidos
de  amamantados brotes. 

Llega.

Un atroz silencio lo acompaña.
Basta cualquier prueba de existencia,
para recordarle la nada que os inunda.

Ante los páramos de su sofá,
el dolor azul 
se manifiesta. 

martes, 15 de noviembre de 2011

Nunca empezaré a morir en una isla desierta

                                                  Nunca plantaré un libro.
                                                  Tendré sólo la semilla del hijo;
                                                  y esta es la hoja de mi único árbol. 

jueves, 10 de noviembre de 2011

La loca

Tres hombres vibrando la madera de mis puertas
y yo vaciando mis casas,
achicando el agua de lágrimas,
desalando sábanas y huecos.

Os lleváis a la loca.
Os lleváis su falta, su carencia,
y su voluntad de olvido.
El golpe otra vez azul en su rodilla.
La apariencia desangrada.
La pérdida de sí,
desvistiendo armario tras armario.

Sus palabras son incomprensibles.
Ella repite que no quiere esconderse
entre las puntas de vuestras tijeras;
que son suyas las cicatrices, las ausencias,
que no sabe volver a la cordura.

Entre papeles
escoge las palabras para su grito,
y lo expande.